domingo, 18 de enero de 2009

Cada loco con su tema (Crónica del METRO)


Cada loco con su tema

En una de esas tantas tardes en que nos sentabamos Víctor, Griselda y yo a ver pasar a la gente, y sobretodo las horas, en nuestra sala ubicada en la estación Chabacano, nos tocó ver una de las escenas más cómicas que hemos pasado en nuestras vidas.

Un día se paró el convoy, y de la puerta vimos salir a un hombre, como de 1.70, bastante pasado en kilos, pero más que nada muy excedido en... locura?

El tipo en cuestión bajó del vagón sosteniendo con las dos manos un colador, de esos que se emplean para drenar el agua de los spaghettis, haciendo el movimiento de volante de auto, en tanto que con la boca producía el sonido de un motor a máximo caballaje; pasó frente a nosotros y después regresó para completar las dos vueltas que conformaban el Gran Prix Chabacano.

Por su triunfo no recibió ni trofeo, ni champagne, ni flores, sólo miradas extrañas de los usuarios que esperaban en el andén la llegada del tren; ah, y una enorme cantidad de carcajadas de mis amigos y mia, risas que nos duraron casi media hora y que provocaron que la gente también nos mirara raro.

Como dos años después me lo topé en la misma línea pero ya no como el Michael Schumacher de los andenes, ahora le extendía la mano a los pasajeros, no para saludarlos, sino para tronarles los dedos y pedirles dinero a cambio, lo cual desató que me empezara a reir y, por ende, alguien que se rie solo ocasiona que las miradas recaigan sobre él.

Definitivamente, en el metro se encuentra a cada loco con su tema.

1 comentario:

megat dijo...

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