miércoles, 7 de abril de 2010

Santo Acapulcazo


El Periodista Iracundo
Texto y Fotos

ACAPULCO.- Como cada año, miles de chilangos, mexiquenses, poblanos, hidalguenses y morelenses, abandonan la rutina
de sus estados y se trasladan hasta las playas del puerto de Acapulco.
Sin importar si cuentan con los recursos o no, familias enteras o grupos de amigos llegan ya sea en autos, autobúses rentados
o de línea para pasar los días mayores nadando, bebiendo y soportando a la plaga de chilangos que llevan el caos del DF para allá.
Estar en Acapulco en esos días implica vivir los abusos en los precios que los guerrenses cobran a los chilangos, a esos mismos que
dicen odiar y no soportar pero que cada año les dejan impresionantes números en sus finanzas.
Caminar en las playas se vuelve la mejor opción, porque para colmo, este año la alta marea provocó que todos los días ondeara
la bandera roja, por lo que los salvavidas prohibieron alejarse de la orilla ante la violencia de las olas.
Tras un fin de semana repleto de gente, del agua comienza a salir cualquier cantidad de basura; sobre las playas quedan cerros
de desperdicios, muchos de los cuales se van hacia el mar.
También tiene su parte agradable, este año tocó conocer seis bellezas venezolanas que sin tapujos estuvieron mostrando sus encantos
enfundadas en diminutos bikinis, contrario a las mexicanas, de ideología más conservadora que prefirieron ocultar lo que la vida les dio.
Por cierto, sucede algo raro, la metrosexualidad se ha apoderado de 8 de cada 10 hombres, es impresionante la cantidad de chavos que
en las playas dejan al descubierto los gustos raros por esa onda metrosexual, que raya un tanto en la jotería, llega el momento en que
no sabes si un vato que aparece con la ceja depilada y delineada, untándose bronceador, que no se le mueve un solo cabello y con el
abdomen lleno de cuadritos es un metro o un homo, señores hay que bajarle a lo afeminado, tampoco con esto apruebo aquellos, y aquellas
también, que tienen mucha carne, pero mal proporcionada, que con una autoestima impresionante desparraman el exceso de pambazos
como si fuera agradable a la vista.
Por la noche los antros se atascan, del lado populachero en la Langosta Feliz se viven concursos de camisetas mojadas del cual no les
platicaré porque no me tocó acudir, y del otro lado de Acapulco están los lugares fresas como El Alebrije, Palladium o el Mandara
donde si no llegas en un BMW, de mínimo, dificilmente alguien te hará caso.
En estos antros se hacen presentes gran cantidad de chavas que no llegan a la mayoría de edad pero con ese cuerpo y vestimenta ocasionan que
a los adultos les pase por la mente quebrantar la ley.
A grandes rasgos esto es Acapulco en Semana Santa, se los relato desde mi persectiva de haber ido a trabajar, cuando lo haga como turista
seguramente será una historia diferente.