domingo, 23 de enero de 2011

Hermosa dama del Caribe

Por El Periodista Iracundo
Fotos cortesía de Carlos Mercado



Aún recuerdo que ese día no pude dormir bien, entre la emoción y el miedo, Morfeo y los borreguitos fueron alejados por la adrenalínica idea que ya tenía de lo que vendría horas después.
Ya con todo listo, enfilamos rumbo al aeropuerto, ahí teníamos que salir, si la memoria no me falla, a las 8 de la mañana. Varias veces pensé en flaquear, el miedo a subirme a un avión me estaba dando la idea de regresar a mi casa a dormir y excusarme con que había perdido el vuelo.
A final de cuentas despegamos a las 2 de la tarde, más de siete horas estuvimos recorriendo de lado a lado el Benito Juárez, conocimos a Carmen Salinas, a Máximo el luchador y a miles de personas que iban y venían mientras nosotros seguíamos esperando que nuestro aerobús pudiera salir de Canadá, ir a Cuba y regresar a por nosotros.
Lizbeth Hernández, Diana Valdez, Aline Márquez, Carlos Mercado y este humilde campesino formaron la tripulación de lo que se bautizaría como la Banda Habana.










Al llegar a tierras caribeñas, recuerdo, el calor nos derretía cual paletas en horno, la humedad de Cuba nos presagiaba lo que tendríamos que hacer durante esos siete días de aventura… beber, beber y beber.
Ya desde el avión, una fría y sabrosa Palma Cristal resbaló por mi garganta para hacer menos estresante el surcar los aires y ver como nomás pasaban las pinches nubes.
Un camioncito llegó por nosotros, del Aeropuerto José Martí hacia nuestro hotel, ubicado enfrente del malecón, nos llevó más de 20 minutos, mientras no terminaba de creer que por primera vez en mi vida estaba tan lejos de mi casa.
Con las huellas de la desmañada, de la infernal espera en la terminal aérea mexicana y el estrés del vuelo, nos acomodamos en las habitaciones y de inmediato salimos a buscar la vida cubana.
Ya no recuerdo minuto a minuto cómo sucedieron las actividades que tuvimos, pero la primera noche fuimos a comer – cenar a un restaurante –bar, de los que en México llamaríamos un congal de mala nota.
Ahí cada uno degustó un buen y abundante plato de comida, en mi caso fue un pollo asado y un par de cervezas Bucanero que son sacrilegiosamente sabrosas, pollo que desafortunadamente tuvo un triste final, jajaja, por culpa de un vodka que llevamos desde México y por la falta de hielos para que el ruso no pegara tan duro.
Por increíble que parezca, al segundo día la pobreza cubana, la falta de libertad y las horas fuera del hogar minaron nuestro ánimo y queríamos volver a casa, pero nuevamente unas Bucanero se encargaron de hacernos olvidar la tristeza.
Una visita obligada fue el salón de baile El Tropicana, 80 dólares que al inicio me rehúse a pagar, pero que después definí como la mejor inversión que he hecho para un espectáculo. Un show tipo Broadway, al estilo latino, donde mujeres hermosas en poca ropa bailaban de tal forma que varios monstruos despertaron sus bajas pasiones.
Playas del Este, a unos 30 kilómetros de La Habana, las aguas azules del Mar Caribe fueron la causa de una calma y tranquilidad en nuestras personas, un poco de sol y un tanto de arena nos provocaron pasar la tarde sin percatarnos del avance del tiempo.
Los Helados Copelia es un lugar que nunca olvidaré. El único lugar donde pagamos en pesos cubanos y no en CUCS. Una extraña costumbre de servirte un vaso de agua antes de pasar a lo deliciosamente engordador. De fresa, vainilla y chocolate en un plato. El único problema es la preferencia que dan a los turistas por encima de los cubanos, quienes hacen fila hasta por dos horas, mientras nosotros entramos directo, al estilo reportero.
Obviamente el restaurante La Gitana también ha quedado marcado en nuestro recuerdo por razones que no puedo revelar y que a ustedes no debe interesar.
Aquí podría escribir líneas y líneas sobre cada lugar, cada persona, cada instante, cada plática y cada situación que vimos o vivimos, pero además de cansarme tecleando y ustedes leyendo le quitaría el encanto para cuando puedan visitar la isla y estar en un lugar histórico, porque nosotros fuimos bajo el argumente de conocer antes que Fidel estirase la pata, pero el comandante sigue vivo y más lozano que nosotros.

Feliz cuarto aniversario Banda Habana







http://www.youtube.com/watch?v=dh_GlLBwlA8







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