sábado, 4 de diciembre de 2010

Una crónica céntrica

Por El Periodista Iracundo

Recién termino mi cita a comer con mi entrañable amiga Belén y veo que el reloj, sin ser dueño del tiempo (como dice la canción), me indica que son las 5 y media de la tarde, y mi siguiente “evento” decembrino es hasta las 7.
Estoy en la esquina de la información y con hora y media para esperar. Decido comenzar a caminar sobre la Avenida Hidalgo y me encuentro con un mundo de gente, lo mismo un par de morenas que hablan en inglés, metros más adelante dos argentinos sensishitos platican sobre a donde ir a comer.
Frente al edificio de Relaciones Exteriores varias parejas, sentadas en las bancas, observan el ir y venir de los demás, y los otros, más afortunados, combaten el aire frio que sopla sobre la imponente Ciudad de los Palacios con abrazos, besos y arrumacos.
Adicto a las letras y aun con mucho tiempo por delante, mis pasos se trasladan por inercia hacia la librería El Sotano y después hacia Gandhi. No compro, aunque los nuevos títulos de Xavier Velasco, Gabriel García Márquez y Elmer Mendoza sutilmente me piden: “cómprame, cómprame”, me aguanto las ganas para pedirlos en el intercambio de Año Nuevo.
Salgo de nuevo a la avenida y un silbido cruza de lado a lado, mientras la torreta de una patrulla se convierte en la insignia para los toreros, y no precisamente “El Zotoluco” o “El Payo”, sino todos aquellos ambulantes que alguna vez hicieron del Eje Central un lugar imposible para circular, ahora invaden la acera de enfrente de Bellas Artes.
Luego viene una jugada suicida, cruzar el Eje Central, arteria tapada completamente por los vehículos, situación que se sale de control a dos señores que se distinguen por sus gorros color pay de limón.
En cuanto pongo un pie del otro lado me topo de frente con el edificio del Sanborns de los azulejos, e instintivamente mi mente se traslada a la década de los 50´s cuando mi abuelita Susana trabajaba ahí. De pronto una gota cae de mis ojos y optó por dejar la nostalgia y seguir caminando.
Estoy en Madero, el nuevo pasaje peatonal, con las obras ya terminadas y de nuevo me llegan los recuerdos, porque la última vez que estuve ahí, estaban haciendo las modificaciones. Pero esa vez no iba solo, estaba acompañando a quien en ese momento era tan especial para mí y que quería comprar sus pupilentes de colores.
Justo cuando el recuerdo me empezaba a calar, oportunamente una camisa color verde chíngame el ojo me devuelve a la realidad y veo el letrero: “camisas Borsalino a 90 pesos”, pienso: “baratas, pero pinches colores tan feos”.
Tras esquivar dos pordioseros, un vago, un organillero y decenas de zombis que caminan sin molestarse en voltear al de lado, hago una parada en la esquina de Gante.
Son las 6 y cuarto, aún me queda mucho tiempo, me siento en una jardinera y me entretengo viendo a un policía que discute con un sujeto, de esos que se paran en las esquinas del Centro para, a cambio de una moneda, hacer “arte” o alguna gracia.
20 minutos después, y sin que el uniformado consiguiera persuadir al artista callejero, me levanto y continúo mi andar hacia República de Uruguay y 5 de Febrero.
Y en eso me cae el 20: “maldita sea, tantas cosas que fotografiar y no cargo mi cámara, además dónde coños queda 5 de Febrero?”.
Recorro Madero hasta Palma, donde doy vuelta a la derecha. Los ríos de gente disminuyen al igual que la luz de las luminarias. Llego a Uruguay y mi dislexia me manda hacia la derecha, una esquina adelante opto por preguntarle a un poli sobre mi destino y, oh sorpresa, era para la izquierda.
Llego al bar Atlántico a las 6:57 pm y mis compañeros de parranda no están ahí, espero por más de 15 minutos, cuando los veo pasar hechos la raya a bordo del Texcocomóvil.
Cervezas, whiskies, buenos puntachos y harta música y baile son los componentes de la velada que termina conmigo un tanto chispiroso y hasta bailando a ritmo de los Máster Plus.
Vaya travesía de un solo día, casi 12 horas en las cercanías del Centro del DF, algo que nunca había hecho.

1 comentario:

LiiZ dijo...

...y la cámara bien gracias !!!! :D Excelente mi buen amigo ! Muchas veces la melancolía se va con simplemente recordar que hay miles de razones que merecen una sonrisa !!!