miércoles, 2 de septiembre de 2009

Mis zapatos sucios

Este texto lo dedico a mis amigos de Puebla y mis camaradas de Toluca, que cumplimos uno y dos años, respectivamente, siendo la Voz de la Metropoli.

Todos siempre queremos dar la mejor impresión, por eso cuando tenemos una cita, ya sea de trabajo o personal, tratamos de ir, como dirian las abuelitas, de pipa y guante.
Sacamos los mejores trapos que tenemos, los zapatos los lustramos tanto que rechinan con cada trapazo, el perfume marea hasta diez cuadras a la redonda, en fin, salimos como galanes de telenovela o como concursante de belleza en el caso de las mujeres. Claro que también están las y los que exageran y terminan con look de mujerzuela o de pachuco cincuentero.
Cada mañana que salgo a trabajar, me baño, me lavo los dientes, me pongo mi respectivo pantálón, mi camisa y batallo un poco al hacer el nudo de la corbata, procedo al talco, la crema y la loción; esto realza más mi personalidad y si bien es agradable diferenciarse de los demás por la elegancia o formalidad de la vestimenta resulta que me gusta más cuando termina el día.
Dirán que estoy loco o que he bebido demasiado, pero cuando regreso a mi cubil (no felino) lleno de tierra, de smog, con cierto olor a jornada intensa (o sea a sudor) y veo mi ropa,, en específico mis pantalones y mis zapatos, llenos de lodo, salpicados de fango o con las huellas de la batalla... me queda la satisfacción que fue un día productivo, que cumplí con mi deber y que como buen periodista, salí a patear las calles para conseguir las notas respectivas.
Claro que si hay compromiso post trabajo un nuevo baño rejuvenece hasta al más cascado jeje.

1 comentario:

Cigarrito Filosofal dijo...

Hey. Ese aroma, esa pisada, todo el numerito de iniciar y culminar un día se agradecen en ti que eres ya un excelente pateador de calles

xD